De todas las formas de robo que existen, hay una que se destaca por mucho y que, estoy seguro, hasta el propio Satanás aborrece: el robo a los enfermos.
Desde mi perspectiva, un crimen de esta naturaleza debería considerarse de lesa humanidad, pues traspasa todas las barreras éticas, morales e incluso espirituales que pudieran existir. En el plano psicológico, se equipara a una psicopatía subclínica.
Pero se vuelve aún más aborrecible cuando viene acompañado por la indiferencia de los estamentos supremos del Estado, que han enterrado estas historias por razones políticas y económicas. Hay manos oscuras que invirtieron su dinero en el proyecto presidencial del actual gobierno y que, desesperados por recuperar su inversión, están dispuestos a cobrar a cualquier costo.
La periodista Nuria Piera es una de las pocas que se ha atrevido a denunciar las múltiples irregularidades que han ocurrido en el funesto "Programa de Medicamentos de Alto Costo y Ayudas Médicas Directas" del Ministerio de Salud Pública, así como en hospitales y en distintas dependencias del Estado que intervienen en este largo, lucrativo y muy codiciado laberinto.
En lo que ya se ha convertido en una tradición, la veterana periodista ha denunciado en 2020, 2023 y 2024 diversos escándalos de corrupción, perpetrados de las formas más burdas y descaradas. Inexplicablemente, estos casos han logrado pasar por el cedazo de la Zarina de la Justicia sin lograr conseguir ser bautizados con el nombre de alguna operación marina ni con ninguna nomenclatura que haga alusión a la telefonía móvil.
En otros medios de comunicación se han denunciado irregularidades en 2020, 2021, 2022 y muy recientemente en este mismo 2025. Esto evidencia la existencia de un complejo y poderoso entramado al que tres ministros de Salud Pública y dos períodos presidenciales no le han podido – o no le han querido- hacer frente.
Este gobierno ha sido capaz de convertirse en el cáncer del cáncer.